Cómo hace falta la
ausencia cuando no está latente,
aplicando su sutil deseo a la víspera de su llegada
porque no quiere que la vida la encuentre sin recuerdos
con los amaneceres blancos y las mitigaciones del medio día
ojalá no le esperen con un golpe a sus espaldas,
paupérrima sentencia de autoridad y propulsora de inexorable amor.
Sabrá la vida si la selva de cenizas propuesta por su fe
se esparcirá como una vehemente circunvalación del otoño,
pero – ya qué- concebido por su sol, y concedido por su dios.
Los trazos de armonía que refleja la sonrisa
de sus abrazos, retornan en destrucción infinita
con la fuerza de los adioses eternos, de los primeros cuentos
y de las bienvenidas sin rechiflar una sola palabra
de recuerdo y de avistamiento de los soles
puntiagudos que calientan la sangre de sus sueños de cristal.
aplicando su sutil deseo a la víspera de su llegada
porque no quiere que la vida la encuentre sin recuerdos
con los amaneceres blancos y las mitigaciones del medio día
ojalá no le esperen con un golpe a sus espaldas,
paupérrima sentencia de autoridad y propulsora de inexorable amor.
Sabrá la vida si la selva de cenizas propuesta por su fe
se esparcirá como una vehemente circunvalación del otoño,
pero – ya qué- concebido por su sol, y concedido por su dios.
Los trazos de armonía que refleja la sonrisa
de sus abrazos, retornan en destrucción infinita
con la fuerza de los adioses eternos, de los primeros cuentos
y de las bienvenidas sin rechiflar una sola palabra
de recuerdo y de avistamiento de los soles
puntiagudos que calientan la sangre de sus sueños de cristal.
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